Hoy me sorprendo pensándote,
imaginando tu noche, entre mis muslos,
alcanzando entre sudores, tu mundo,
deslizando tu furia entre penumbras.
Desfalleciendo en cada vital movimiento,
que traspasas con las brasas de tus ansias,
tu espada de fuego, me desarma,
quejidos desesperados escalan tus tejados.
Agitado pecho, que de gozo desfallece,
y ante tu mirada se crece y resplandece,
furia desmedida, delirante fruta prohibida,
yacimiento erecto, de febriles movimientos.
Arenal de pasiones, que avivan mis temblores,
surcando el manantial, de mis ardores,
sacudes mi calma, conmoviendo mi alma,
vibrando en los acordes que te aclaman.
Alcanzo el infinito, en tus labios benditos,
río, lloro y grito... en tus brazos resucito,
perturbas mi paz absurda, desahuciada,
y después de haberte gozado,
te proclamo: ¡el mejor!...de mis pecados.
imaginando tu noche, entre mis muslos,
alcanzando entre sudores, tu mundo,
deslizando tu furia entre penumbras.
Desfalleciendo en cada vital movimiento,
que traspasas con las brasas de tus ansias,
tu espada de fuego, me desarma,
quejidos desesperados escalan tus tejados.
Agitado pecho, que de gozo desfallece,
y ante tu mirada se crece y resplandece,
furia desmedida, delirante fruta prohibida,
yacimiento erecto, de febriles movimientos.
Arenal de pasiones, que avivan mis temblores,
surcando el manantial, de mis ardores,
sacudes mi calma, conmoviendo mi alma,
vibrando en los acordes que te aclaman.
Alcanzo el infinito, en tus labios benditos,
río, lloro y grito... en tus brazos resucito,
perturbas mi paz absurda, desahuciada,
y después de haberte gozado,
te proclamo: ¡el mejor!...de mis pecados.
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Poema perteneciente a mi poemario "Desnuda entre
rimas"
ISBN
978-84-16097-64-7
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